Tuesday, October 11, 2011

Publicación en Nostalgias de Arena: Antología Escritores Comunidades Dominicanas en los Estados Unidos. CONDEX: Santo Domingo, agosto 2011.

Para Aracelis Tinajero

Mi exilio se parece a mí

Pienso, mas no extraño
Qué lío. Ex-lax, exilio-Exit
Exótico: atar el pasado, el presente.
Entonces otro:
Otro espacio: un mapa melancólico memoriza la salida:
Exit- exilio: eso que llamas patria: “vivo aquí, pero estoy allá”.
Se fue o llegó la luz. Camino otro lado de una isla, disperso como semilla: diás-po-ra.
Salir –Exit- exiliado, ir sin tener que volver.
Regresar la yola sin perder el estatus.
Departure.









Para Diógenes Miguel Reyes

Mirada isla hacia la bahía

Cae la noche
Medio recuerdo la isla
sus voces peculiares.

Entre las luces opuestas al Citi Field
Puedo nombrar el banco que acompaño
El ente fundido en el afán
Días de fiestas. El Consumismo.

Navega el Sky Princes:
se asoman sus tres niveles, luces.

Es Labor Day Weekend
escucha la música
sueltan amarras
el agua bate sonidos de aviones, infinitas voces.

La nave en rumbo
versos abordo
En suma, navega la historia.




Mujer lechuga

Me pregunta usted que con quién hablaba, - pues conmigo, creo, venía constantemente. Siempre a oscuras. Estrujándose los ojos hablaba de sus hijos. Entre los barcos corría como niño con juguete nuevo. Rodaba sobre la plataforma como animal alegre y bebíamos el jugo natural de nuestros cuerpos.
¿Cómo que vive en el Muelle?
¬ He vivido ahí por muchos años, pero cuando entramos en contacto llevaba yo una semana apostado en el estacionamiento. Al principio no me acostumbraba, ni a hablar con alguien que no podía ver, ni al lugar que ahora es mi casa. Luego de un tiempo yo aspiraba el aroma que las estelas de los barcos dejaban cuando entran en contacto con la brisa de la madrugada.
Yo también soy un accidente. Los hombres que me transportaban en un camión tenían un traqueteo. Solo había un ejemplar del libro que provengo, pedido especial. Cuando seleccionaron, pagaron y cerraron la puerta, el libro en que me crearon cayó. Desde allí escuché alejarse el camión en que yo venía, y también los carros que trajeron los tipos. Me dejaron ahí tirado en el asfalto. Me toquetearon los carros toda la noche. Al día siguiente cuando barría el camión del departamento de sanidad, aproximó el libro hacia la acera y un transeúnte que hacía ejercicio lo levantó, miró el título y pasó algunas páginas. Parece que no le gustó o no entendió y lo tiró entre unos árboles. Desde ahí escuchaba diariamente a los aviones subir y bajar cada cinco minutos. Creí que esos pájaros eran más peligrosos, pero hoy, hasta antes de ahora no se ha caído ni uno. Y mire que ella lleva años ahí. Mientras que yo, el primer día que pasaba por la autopista Grand Central, en cuatro ruedas, quedé aislado en este pantano. Si no lo sabía usted, esta ciudad fue construida sobre un pantano.
Ella me dijo que su destino era Europa. Ella tampoco llegó aquí, también cayó, pero de un avión. Y todo su equipaje era una boruga. Fresca, en frasco grande que por falta de refrigerio se dañó ese mismo verano. Siempre lamentó perderla, quedarse sin nada. Cuando llegó no había casi gente. Caminó, caminaba por las mañanas, por las tardes y por las noches. “Un relámpago, no, un rayo, que me parta un rayo”, vociferaba y seguía caminando sin importarle. En otra parte de la ciudad se le oyó decir “que me lo…, sí un hombre que me lo…” y se cuadraba, ponía la mano izquierda palma abajo, el puño quedaba entreabierto e introdujo la mano derecha hasta el hombro para completar la frase. Y continuaba caminando. La ciudad seguía poblándose.
- Aunque nunca la vi tuvimos contacto. Así llamaba ella a las relaciones carnales. Sólo de esta manera olvidaba la pérdida de sus hijos, de la boruga, de su mundo.
Señor nunca la vi, pero cuando se acercaba me llegaba la misma fragancia que describían los hombres que la perseguían cuando ella caminaba por las calles. No vaya usted a creer que ésta es otra de las tantas historias que le cuentan. Mire, señalando hacia su cuerpo, el hombre se levantó la camisa y estaban frescos los besos del último contacto.
Ella paría cada diez o doces meses. Solo así podría recuperar el mundo, sus hijos y la boruga que había perdido. Recalcaba constantemente que Europa, Europa era su destino.
Me contó que para llenar el vacío, iba asiduamente al Correo de la Junction Boulevard en Corona y nunca le llegaban cartas. Por desesperación, entonces, caminaba hasta el de Jackson Heights y tampoco le llegaban misivas. Y como pensaba que su dirección la había dado equivocada solicitó un PO Box por todas las calles que caminaba.

Los sábados caminaba por la tarde la Roosevelt Avenue, los lunes en toda la Main Street. Los martes deambulaba la Broadway y terminaba donde la santera para leerse el cigarro que siempre costaba mucho esfuerzo mantener encendido. Los viernes a la hora del Sabath iba al Centro Judío de la 37, a veces iba a la Free Sinagoga de Flushing. Los sábados escogía una Sinagoga en Rego Park. También asistía a un centro budista y a una mezquita. Los miércoles se iba a Forest Hill por Austin Street. Los domingos eran de Dios. Temprano a la misa de las seis de la mañana en la iglesia de la 104 con 37 avenida, luego a la de la 91 con 35 avenida. A las doce del medio a la iglesia de la 82 y la 35 avenida. De vez en cuando escogía una adventista o Pentecostal en Northem Boulevard. Como usted puede ver señor, rezaba, rezaba y rezaba.

“Que si estaba solo, pregunta usted”.
Sí, solo, estaba solo como acostumbran los personajes de libros que como yo, no tuvieron éxito. Quizás contando historias de otros logro el éxito que no tuvo mi creador.
Señor, cuando se metió al agua. Creí que pronunciaba mi nombre, corrí esperando entrar en contacto con ella, pero la voz sonaba lejos como si fuera el barco que pasaba quien me llamara. Salí de entre los matorrales, me acerqué a la orilla. Y mire señor, lo que encontré son estas hojas de lechuga.
No sé dónde se encuentra el cadáver. Solo puedo decirle lo que he oído en todos estos años. Que usted haya investigado y corroborado lo que le estoy diciendo le demuestra que no miento.
Que no tengo papeles. Le dije que me llamo Mog Jong, dijo la voz del traductor.
Ya le había dicho que me aburría. Soy viudo señor. Miuca, mi mujer murió. Nuestros hijos se casaron y vivieron en Japón. “Si organizo los horarios de esta mujer, las cosas no fluyen”.
Cuando se ausentó por muchos días salí a buscarla. Nadie la había visto, pero todos la conocían. Descubrí que vivió en la 35th avenida entre la calle 88 y la 89. Su apellido era Betancourt.
Todos somos desconocidos hasta que la prensa nos pone en primera plata. Desde hace años existo. El viento me trae y usted no me conocía.
Ya le dije que yo no se quien era la mujer. Solo sé que se metió al agua. Eso es todo lo que quería decirle. Ahora usted quiere acusarme de asesino.
Señor, “Dice usted que ella era una perversa porque andaba desnuda”
Si usted no lo dice, yo nunca lo hubiera sabido.

Wednesday, September 07, 2011

Luis Martín Gómez: Palabras de presentación de Nostalgias de arena

Luis Martín Gómez: Palabras de presentación de Nostalgias de arena: Por Luis Martin Gómez Me siento muy honrado de haber sido invitado por el Sr. Alejandro Santos, Vicepresidente Ejecutivo del Consejo Nacion...

Wednesday, August 17, 2011

Derroche de risa

Derroche de risa

Entre Vallejo y Neruda baila el poema
El escenario:
un espejo como el pasto al otro lado de los animales
revive a Benedetti.
Como reproche tal Cristo solidario se da a todos
y en su derroche de risa, rehuye la entrega
como si el amor no entrase a la mar
pierde en Sabina la memoria.

Thursday, July 21, 2011

Aquí una muestra de atrapado en la noche

Desde la habitación llega un olor a mujer desnuda
yo continúo cabeceando como arena la noche:
La llave que es el verso libre
Despeja el misterio.
Como viento de otoño, en sus colores cibernéticos,
busca unas manos que sobre las sábilas describan
el vuelo de las piedras
el canto del triste en el vino
Y que desde “la luna reposada en su lengua”
persiga la forma de la vida,
aún cuando “el verso nervioso”
huye por un lago tranquilo
interrogando aquel “cisne blanco”

Sunday, June 26, 2011

Frase

Siembra poesía y cosecharás la vida.

-JNT

Sunday, April 17, 2011

nos quedaron algunos proyectos pendientes Poeta

Conocí a Ricardo León Peña-Villa en la 37th Avenida donde le compré el libro Sinasco, antología de tres escritores colombianos en NY. Los otros incluido en la obra son Nicolás Linares, quien lo acompañaba y Diego Lyriko Vargas a quien conocí en otra ocasión. Desde entonces creció nuestra amistad. Lamento mucho no haber asistido al evento de Natives !coño! uno va asumiendo tantos compromisos y la vida es tan costosa que son necesarios para el subsistir en esta sociedad. Llevo la poesía de Ricardo por dentro, sus poemas llenan mi corazón, al igual que la poesía del Lyriko. Como también la de Jimmy Valdez, Roger Santivañez, José de la Rosa, Yrene Santos, Luis Ambroggio, Osiris Vallejo y José Acosta. No es nada personal, es que en esta poesía encuentro entretenimiento y lugares comunes. Y quizás, también, lo que yo no puedo manifestar en mi poesía. Compartí poco con Ricardo, pero en los pocos momentos, disfruté de su sinceridad, de su personaje y vida de poeta. Pero, sobre todo, me agradó su condición de ser humano y su deseo por promover a los escritores hispanos, sin voz. Ricardo, tiene voz propia. Para mí, siempre será difícil referirme a él como el poeta que no está entre nosotros. Pues tengo el CD, con su propia voz que siempre escucho. Ricardo, seguirá siendo uno de mis poetas favoritos, “callejero” como le llamaba yo. Él me describía calles y lugares, que viviendo en la misma ciudad que él, nunca he visitado. Recuerdo un poema que leyó en una de nuestras primeras actividades literarias que hicimos en la 104st con Roosevelt Avenue. En el poema mencionaba a UPS (la compañía de entregas de correspondencias). Cuando me acerqué a preguntarle sobre el poema, me dijo que cuando él veía el camión de UPS le entraba ganas de ser aplastado por camión grande como ese que venía y lo señaló. Le llamaba la atención aparecer en todos los titulares: "Colombiano muere aplastado por un camión de UPS.” Entonces, me dí cuenta que Ricardo Peña-Villa estaba construyendo su imagen. De la misma manera que los arquitectos construyen sus obras que sobresalen y que viajan por el mundo. Compartí con Ricardo en la Feria del Libro Hispana/Latina de NY, que cada año organizamos. En la cuál siempre estuvo dispuesto a cooperar refiriendo escritores y proporcionado su amplia experiencia en cuanto a la organización de eventos. También, asistí al Maratón de poesía, que junto a Poetas en NY organizó por años. También visité su casa junto a Juan Navidad y Jimmy Valdez. En esa ocasión, el poeta me había llamado para decirme que lo visitaría una editora de Méjico, que le daría mucho gusto que nos conociéramos. Acudí a su llamado porque era difícil decirle que no al poeta después de recibir tanta cooperación de su parte. Hay una anécdota muy chistosa sobre esa noche. Alguien cocinó una paella valenciana, el arroz quedó un poco duro, pero estaba rica, teníamos hambre. Según, Jimmy, yo casi incendio la casa. Quienes me conocen saben que de vez en cuando fumo Puros. En un momento dejé el puro sobre la mesa que ami lado estaba, y fui a la cocina a comer. Fue cuando entonces, según Jimmy, yo no lo vi, ni Juan Navidad y otros que estuvieron presentes me dijeron nada. Sólo Jimmy (esta puede ser una más de su inventiva de escritor), cuando salimos me informó que cuando me paré y solté el cigarro, una servilleta cayó sobre este y casi quema la casa. Le pregunté a Ricardo y no pudo verificar el cuento de Jimmy. En fin, nos quedaron algunos proyectos pendientes Poeta.

Thursday, March 03, 2011

Breve comentario a poema de Jimmy Valdez

Bronx, puerta número cinco.
─ Jimmy Valdez

El pie que se descalza para abrir la cerradura, un guante de béisbol, la redondez del espejuelo en el silencio de las nanas, el hombre cuyo palacio es un libro gravemente chamuscado, la carne de una mujer, de otra, de muchas.

Un Monet, la sensación a grito, los espectáculos orantes de la blasfemia, nuestra congregación, congregación acostumbrada a beber vino, pero no a fumar, haciendo inevitable que se nos culpe.

Así abordamos los principios, de inutilidad en inutilidad, sabiendo que al marcharnos, que al decir hasta luego, nos íbamos distintos, con otro cuerpo para esculpir nuevas piedras.

Y hemos regresado, y hemos cumplido con los ritos: empezar desde cero cada visita.

Breve comentario a “Bronx, puerta número cinco” de Jimmy Valdez

Breve comentario

Jajaja. ¿Qué será peor para la salud? o expresado en otra manera ¿qué será peor para el fluir del pensamiento? El humo del cigarrillo (cigarro) o el alcohol (vino). Cualquiera que fuese la respuesta, revelará que la poesía de Jimmy Valdez viene siempre fresca, innovadora y agradable de leer y sustentando una nueva experiencia, a veces muy personal, otras de una comunidad. Pero en este caso de un grupo (tertulianos), que a veces, como se ve en la escena que representa el poema, retrata una combinación de ambas cosas.
Más aún, estos versos son el resultante de la cotidianidad y su alrededor, vistos y presentados por alguien, así como si fuera un visitante ajeno al entorno. Por un extraño en su mismo mundo, que devela, en primer lugar un hombre y su mundo. Enmascarado en “un guante de béisbol”, que simbólicamente puede representar éxito o fracaso del hombre pelotero. Así puede también representar la edad madura del jugador o aficionado del juego de pelota. De la misma manera, se puede vislumbrar otro momento de la vida del personaje que contrasta con su campo de juego actual restringido a un terreno, quizás manejable para a su edad; el apartamento que encierra con mayúscula un sustantivo conocido, " Puerta número 5" y la revelación de ese hombre, su mundo íntimo acompañado por libros. Y, aunque el poema empieza con un lenguaje que parece no poético, totalmente fragmentado, sufre una transformación de la misma manera, que ellos, los contertulianos que “blasfeman,” el hasta el apartamento, como acto de magia y astucia del poeta se transforma en un palacio.