Sunday, September 24, 2006

Breve comentario de Pinitos. Por Rubén Sánchez Féliz

Cuando el poeta se enfrenta a la página en blanco, lo hace con el mero propósito de echar a andar el torrente de sensaciones que lleva dentro, con la intención de preservar un instante o, quizás, colorear un gemido. Cuando el ruiseñor emite su fastuoso canto, acaricia el universo; de igual modo los versos de un poema son capaces de hacer trepidar al ser más escéptico, perforar la tez del espacio y recorrer la más ínfima fibra de todo ente viviente. Es lícito decir, pues, que tanto el sonido del ruiseñor como la poesía alegran el espíritu de los hombres.

El poeta, en cierto modo, es el ruiseñor: la poesía su canto. Partiendo de esta idea, señalo sin más preámbulo que Pinitos, poemario del escritor dominicano Juan Nicolás Tineo Rodríguez, es aquel territorio perdido en el bosque que busca el ruiseñor, volando curioso de palo en palo, con el pecho henchido y la garganta repleta de clamores disonantes, con el designio de afinar su canto. Adoptando un discurso juvenil y conformado por una serie de poemas tiernos y sinceros, Pinitos cumple cabalmente la intención de su autor: descubrir, en la espontaneidad de sus versos, su voz poética.

Tineo Rodríguez, sin reparar en preceptos, traza unos versos conmovedores, que harán que el lector evoque aquellos años pueriles de amores inventados, de quimeras, de ilusiones y decepciones. El texto consta de 18 poemas. Mi amiga, texto que inicia el poemario, es un canto leal a esa compañera entrañable que está presente en las buenas y en las malas, que no se esconde ni se marcha: la soledad. Joven, por otro lado, posee una estrofa que muestra sin lugar a dudas la sensibilidad poética del autor, “Hasta hace poco creí/ que sólo en el mar/ había sirenas”. En Desdicha el poeta, astutamente, nos insinúa un erotismo infantil inicial y la voz poética cambia su estado anímico, pasando de la alegría más vehemente a la tristeza más desconcertante, pues al final nos percatamos de que aquel roce anhelado no fue más que un sueño. En Si la naturaleza, se hace una plegaria para que la naturaleza realice el sueño del amante: estar con ella. Vida = mujer es un poema bien logrado, donde confluyen el cuestionamiento existencial y el tono pesimista de la voz poética, “Pero…/ Es la vida/ Vida/ Sin una mujer” y donde de una manera resuelta el poeta prueba casi matemáticamente que la vida es igual a una mujer, “Por…/ Para mí/ Es la vida misma la mujer.”

En Pinitos, el lector tendrá la oportunidad de pasearse por el boulevard de los amores secretos y los anhelos eróticos. Juan Nicolás Tineo Rodríguez forja su texto con un estilo espontáneo, recurriendo a lo lúdico, jugando juiciosamente con el lenguaje. El poemario logra su propósito; para representarlo con algunos versos de uno de los poemas del libro, titulado Adonis, me atrevo a aseverar que Pinitos es, “Como la lluvia modesta/ que riega para bien/ las grandes cosechas”.

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